7.7.09

Yo marco el minuto

“Andá” me decía, me insistía. Yo a veces sentía que se burlaba de mi confesión. Como que lo mío era pura espuma, que no me iba a animar. Pero yo ya estaba acostumbrada a que no esperen nada de mí, me conocía mejor.
Un día, después del finde, lo veo y le largo el rollo: “El viernes me mensajeó Gi, me la encontré finalmente”. Su expresión no fue precisa. Bronca creo. Nos subimos a un taxi y fuimos a su casa. No sabía qué esperar.
Me pidió que le cuente todo: “Hablamos dos minutos y me tiró la boca. Besaba bien. Tenía unas tetitas hermosas, me apretujaba toda, como para calentarme. Igual la que quedó re caliente fue ella. Me mandó dos mensajes ya, quiere que vaya a su casa a concretar.”
Se le notaba la calentura pero el orgullo pudo más. Le pregunté si estaba bien, me dijo que sí y sugirió que miremos una película.
Así fue, miramos una peli y me fui a mi casa. Lo dejé pajearse tranquilo, solo. Él sabía que si empezaba a juntarme en el círculo de Gi las cosas iban a ser muy distintas. Ella organizaba fiestas en su casa, de esas que todos los hombres quieren ir pero no quieren que sus chicas vayan. A mí esos prejuicios siempre me jodieron. A mí me va el amor libre “hay que probar todo”. De pronto vió que toda mi filosofía se le venía encima y se asustó. Error, o estaba conmigo o no estaba, y en este caso no le convenía.
Pero la verdad es que a mí tampoco. La idea no era que me ande cogiendo todas las semanas una persona distinta, quería tener a mi hombre, fijo.
Por eso al otro día le caí en la casa con ella, para ver si esta vez la calentura le pegaba mejor. Al principio se hizo el olímpicamente boludo, pero logramos convencerlo. Ya está, ya era de los nuestros. Ya tenía compañero de libertinaje.

3 comentarios:

  1. Es brillante. La crudeza y le rebelión a flor de piel. No hay atajos, solo hay caminos. Eso me gusta de vos.
    Es una historia digna de llevarse al cine (una nueva Sin city). Iría a verla en su estreno.

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